El hombre de la gabardina estaba tan cerca que el cuadro no podía respirar. Traté de rodearlo para espiar el lienzo, pero su concentración llenaba el espacio disponible. Continué mi recorrido pensando en regresar más tarde, y cuando lo hice, su gabardina y su mirada seguían asediando un lago helado, sus abetos, una verja o una vía, un par de uniformes, un fusil… «Un pintor», pensé, «o un profesor, ¿un especialista?»… Y recuperé mi recorrido.
En la última sala volví a encontrar al hombre de la gabardina. Absorto frente al cuadro de un muro que navegaba una tormenta. Aproveché y retrocedí hasta el cuadro del lago. ¿Qué había en él? ¿Y en el otro? Ninguno de los dos tenía público, la gente pasaba, miraba los cuadros de lejos —como yo—, atraídos por las grandes obras de la exposición. El hombre de la gabardina era demasiado joven para haber conocido al artista que pintó algunos de los males del siglo XX en aquellos cuadros dolorosos que no le interesaban. Solo un cuadro con un lago helado, vigilado por dos hombres armados, y otro con un mar estallando contra un muelle, le atraían. Una tormenta de 1936, un invierno gélido en el París de 1939… ¿Colores? ¿Pinceladas? ¿O solo leía la historia de un exilio sin final?
© Hebe Prado
El lago en invierno (París, Bois de Boulogne), 1939. Detalle. Max Beckmann. Óleo sobre lienzo. Colección privada, Suiza. Fotografía Hebe Prado
Muro del muelle, 1936. Max Beckmann. Óleo. Frankfurt Städel Museum, Frankfurt (Alemania)
Beckmann, Figuras del exilio
Exposición monográfica dedicada a Max Beckmann (Leipzig, 1884, Nova York, 1950), uno de los artistas alemanes mas importantes del siglo XX. #BeckmannCaixaForum
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